Por Rubén Aguirre es el maestro de la escuela. Es tan altamente educado, como ingenuo y muy altanero y creído. Lleva una relación amorosa absurdamente inocente con Doña Florinda, a quien suele ir a ver siempre con un ramo de flores y ésta, cortesmente, siempre le invita "una tacita de café". Enseña con toda su paciencia a los niños. Cuando se enfada, grita "Ta-ta-ta-taaaaa-TAH!!!" Su apellido es una comparación evidente entre su altura y la de una jirafa. Los niños y adultos a menudo lo llaman "Maistro Longaniza
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